lunes, 31 de octubre de 2016

Gonzalo Anes en la revista Taurodelta

Gonzalo Anes, entre otros, ha sido historiador y director de la Real Academia de la Historia entre 1988 y 2014, año de su fallecimiento


Ya sabe que Ortega y Gasset decía que era impensable estudiar la Historia de España sin tener en cuenta la historia de las corridas de toros...
... Sí, claro que lo sé. Hace años di una conferencia sobre los toros en la Historia. Según la información que obtuve, muy episódica, el toreo a caballo estaba muy ligado al conocimiento del estribo –difundido en Europa a comienzo del siglo VIII–. Entonces el caballo era muy utilizado en los conflictos bélicos, por lo que los guerreros se entrenaban a conciencia alanceando toros a campo abierto. Era así como adquirían destreza para la lucha... El toreo a caballo lo veo así, ligado a la participación de los caballeros en la guerra, lo mismo que las justas y los torneos, donde había presencia de damas para mayor lucimiento de los caballeros.

Eso ocurría en la Europa húmeda, pero ¿qué sucedía en España?
Aquí también era necesario entrenarse para atacar a infantes, que guerreaban a pie. Por eso no había mejor ejercicio para los caballeros que el toreo a caballo.

Está usted hablando de alanceadores, que no de toreros.
Sí, de alanceadores con gran habilidad. Por eso, en España, tiene un gran desarrollo el toreo durante la Edad Media, porque hay guerras continuamente. El toreo a caballo alcanza gran relevancia en el Siglo XVII, en la corte de Felipe IV y en la de Carlos II, pues el toreo se convierte en el entretenimiento favorito de los caballeros de la época. Era un toreo aristocrático, según la definición de la condesa francesa de D’Alnoy. Para ella, el público no encontraba atractivo el toreo si no perecían al menos diez hombres. ¡Una exagerada! Aunque lo cierto es que las muertes originaron condenas de pontífices y condenas de extranjeros.


 Wilhelm Gaïl (1804 -1890). "Sturz des picador", hacia 1834

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